XXXIV ENCUENTRO NACIONAL DE MAESTROS RURALES ARGENTINOS

EL COMPROMISO DEL DOCENTE, UN EJEMPLO


La posibilidad que tienen los docentes en este encuentro no sólo es útil para que se capaciten sino también para conocer historias de estos maestros que se animan a resignar muchas cosas para poder educar en la zona rural.

Silvia Michelli es una docente jubilada de la provincia de Córdoba y una de las fundadoras de A.M.R.A., trabajó 28 años en escuelas rurales de Córdoba y Catamarca. Michelli sostiene que el docente rural requiere de una formación especial que haga óptimos los resultados de su enseñanza, "la problemática de la escuela rural es algo especial, propio de la modalidad de la educación, pero tiene un enfoque distinto", afirma.
Por otra parte Silvia sostiene que es necesario que el docente rural cobre el protagonismo que tenía años atrás, "se debería volver a aquel maestro rural que movilizaba a la comunidad, antes el docente trabajaba con la comunidad, debe volver a ser el líder", expresó.
Uno de los inconvenientes que se le presenta a los docentes rurales es el aislamiento que aún en la era de las comunicaciones es muy difícil para muchos de ellos poder  encontrar la forma de estar comunicados. "Hay lugares donde es muy difícil poner en práctica el uso de las nuevas tecnologías, muchas veces todo lo que pueda llevar el maestro para comunicarse no lo puede utilizar en el lugar en el que se encuentra, debe adaptarse y usar los recursos que tiene a su alcance..."
Al ser consultada sobre cuál es la mayor dificultad que debe sortear el maestro rural Silvia asegura que "la dificultad máxima es la económica y no existe una institución que prepare docentes para trabajar en zonas rurales".
Por último alentó a los docentes actuales a trabajar por la escuela rural: "El mensaje es ir con mucho amor y cariño por la comunidad rural y el deseo de mejorar a la comunidad", concluyó.

Los nuevos docentes
Teresa Aban es maestra rural desde hace nueve años en la provincia de Salta, trabaja en la escuela N° 4379 Padre Craret Iruya, que cuenta con una matrícula de 400 alumnos, ella trabaja con 17 alumnos de distintos niveles y algunos de ellos con capacidades diferentes.

Teresa es oriunda de Salta capital pero vive en Iruya, optó por vivir lejos de su familia ya que desde esa localidad a la capital hay ocho horas de viaje, pero la pasión de trabajar con los niños de la zona rural fue lo que la motivó a tomar esa decisión, "los niños de las escuelas rurales tienen características especiales que te llevan a investigar y tener nuevas experiencias, a mí me encanta mi trabajo", expresó.
A pesar de su pasión Teresa en un momento pensó en dejar la escuela rural y trabajar en una urbana, "pensé por un momento, pensé que hago acá perdiendo parte de mi vida pero no... estos chicos me necesitan me dije, me quedé y no me arrepiento", asegura.
Finalmente Teresa instó a sus pares a seguir adelante en el lugar donde se encuentran: "Nunca bajen los brazos, aunque muchas veces el docente rural no es valorado pero hagámoslo por los chicos".

Los ruralitos
Existe un grupo de docentes que son hijos de docentes rurales y que ellos eligieron seguir los pasos de sus progenitores, son los denominados ruralitos por el resto de los maestros.
Patricia Funes acompañaba a sus padres a los primeros encuentros organizados por A.M.R.A. y hace 24 años trabaja como maestra rural. "Para nosotros estar en estos encuentros es encontrarnos con nuestra familia, somos una familia, cuando éramos chiquitos nos emocionábamos con las historias que nos contaban y nos han marcado la vida por eso optamos por seguir con esto", dice Patricia.
Funes sostiene que el docente rural puede generar cambios en las comunidades "como docentes debemos proponer en las escuelas las luchas sociales y poder repensarnos como sociedad, como familia y poder ver que podemos construir", culminó.

Por otra parte Ana Lía Soriano directora de una escuela rural de Río Negro ejerce hace 24 años su profesión como docente de las cuales 22 fueron en escuelas rurales y desde el año 1999 participa de los encuentros de Maestros Rurales Argentinos.

Ana comenta que en sus inicios no le resultó fácil, "mi primer trabajo fue en un paraje que se llama Cona Niyeu en la meseta de Somuncura... siempre la recuerdo porque pienso desde entonces como uno tiene que tener presente la realidad del lugar donde está trabajando y quise enseñar la letra H para eso llevo un hermoso dibujo de un helado y entonces le preguntaba a los chicos que era y no me lo sabían decir, yo no entendía ¡cómo era que nunca comieron un helado!... Me sentí muy mal en ese momento por no ser consciente de la realidad que ellos vivían, totalmente distinta del resto", recordó Ana Lía.
"Ser docente rural tiene un poco más de vocación mas que que el hecho de ser solo un trabajo, Soriano afirma que "es necesario amar el trabajo en las zonas rurales, en una oportunidad el padre de una alumna me pide que sea yo quien lleve a su hija al médico en la capital porque él no podía y no pude negarme, es parte de ser maestro rural"
Al ser consultada sobre cuál es la mayor diferencia entre la escuela rural y la urbana Ana, sostiene que es el hecho de trabajar con secciones múltiples, "hubo oportunidades en las cuales yo tuve que trabajar solo con doce alumnos pero con los siete grados".
Para finalizar Ana Lía llamó a la reflexión a sus pares: "Tenemos que ser comprensivos con la profesión que elegimos, somos un poco de todo (psicólogos, asistentes sociales, artistas) no debemos ser egoístas, no debemos pensar solo en nuestros trabajos, sino también en cómo ayudar a esos niños que nos necesitan".
FUENTE: Diario NORTE

Comentarios

Ana Lia ha dicho que…
donde dice 1989 debé decir 1999