LA PAMPA: Una educación para todos en Chos Malal

Son un puñado de docentes que además de educar y contener a los niños pretenden conformar una verdadera comunidad incorporando a las familias. Dicen que proyectan a que hasta los adultos aprendan a leer y escribir.

La Escuela Rural 260 funciona hace sólo cuatro años en el Paraje Chos Malal, Departamento Chical Có. Está a 450 kilómetros al oeste de la capital pampeana, y a 10 kilómetros del límite con Mendoza. Allí cuatro maestros, apoyados por cuatro agentes no docentes, hacen La Pampa. Educan a 28 alumnas y alumnos que provienen de familias directamente descendientes de los originarios habitantes de esta parte de nuestra provincia alejada de la urbanidad.


Cuando la camioneta que nos trasladaba subió la última loma apareció ante nuestros ojos un enorme valle sembrado de roca de granito roja y restos de una laguna salina. A la izquierda de la imagen un grupo pequeño de edificaciones que resultó ser la escuela y sus dependencias. A lo lejos, como sembradas en las colinas, blanqueaban las casas de los lugareños. Sin dudas un maravilloso y representativo paisaje oesteño.

Socialibilización.
"Hace cuatro años que trabajamos en este lugar, estamos aún en pleno proceso de sociabilizar a los niños y lo estamos logrando. Nos cuesta más incorporar a la familia a la comunidad educativa, pero en eso profundizamos nuestra tarea y lo vamos a lograr", dice convencido del el director Rubén Leguizamón, un mendocino que adoptó nuestra provincia hace treinta años.
Lo acompañan otros tres maestros: Roxana Schenkel, oriunda de Guatraché; Germán Overts, de Santa Rosa; y Sergio Pallero Ortellado, de Victorica. En tanto Américo Corvalán es el portero. Completan el grupo de trabajo las hermanas Marcela y Delicia Peletay; y Ceferina Maya, todos ellos lugareñas, quienes se ocupan de los quehaceres domésticos del establecimiento, entre ellos cocinar como el excelente guisado que compartimos con ellos.


En los alrededores de la escuelita viven unas 140 personas, quienes integran 35 familias cuya principal, sino única, actividad es "crianceros" de caprinos. También, cuando no hay que cuidar "la parición", las mujeres hacen artesanías textiles. "El Gobierno le aporta los elementos (lana y telares) y ellas tejen matras, ponchos y otras prendas autóctonas que luego les compran para exhibir y vender en el local que la Dirección de Turismo tiene en Santa Rosa", reveló Leguizamón.


"Todos los días hacemos 60 kilómetros para ir a buscar a los chicos, y otros tantos para devolverlos a sus hogares", explicó el docente.
Rubén está allí desde el 1° de agosto de 2007 cuando llegaron al lugar y se establecieron en la primera edificación que hacía las veces de casa y aula. En el 2008 la Provincia construyó un salón comunitario, y al año siguiente dos aulas y un pasillo. Ahora está prevista una ampliación de al menos cuatro aulas, sanitarios y un salón de usos múltiples. Justamente la presencia de LA ARENA correspondió a una gentileza del ingeniero Juan, José Fité que viajó a Chos Malal a hacer el estudio de suelo dicha para dicha obra. "Hasta que empezó a funcionar esta escuela los niños que querían ir a la escuela debían internarse en las escuelas Hogar de Puelén o La Humada. Hoy vuelven todos los días con sus familias, donde deben estar", señaló Leguizamón.

Tarea ardua.
El funcionamiento de la escuela tiene rutinas a cumplir diariamente. Los docentes empiezan su jornada laboral a las 7 de la mañana cuando comienzan a preparar el desayuno y poner en funcionamiento la infraestructura del lugar, entre ellos encender los calefactores y la radio, único medio de comunicación con La Humada. A las 8 uno de los docentes y el chofer suben a la camioneta y comienzan el primer viaje para recoger al alumnado, luego harán un segundo itinerario.


Tras el desayuno comienzan las clases que se detienen al mediodía para el almuerzo. Más tarde llega el momento de más actividades curriculares hasta que a las 14,30 parte el primero de los turnos de regreso de niñas y niños a sus hogares. Después realizan el segundo circuito de retorno a los respectivos senos familiares.


"Los artículos comestibles no perecederos los trae el Gobierno Provincial en 2 ó 3 viajes anuales, y los perecederos los compramos en La Humada todas la semanas ya que una docente vive allí y viaja todos los fines de semana. El agua la trae un camión de la municipalidad de La Humada y el gas (tienen un zeppelin) vienen desde la CPE de Santa Rosa. Además tenemos un equipo eléctrógeno y paneles solares", especificó Rubén.


"La verdad es que de materiales estamos bien provistos por Educación, las computadoras que tenemos las podemos hacer funcionar cuando anda el grupo eléctrico que tenemos. Y también debemos agradecer a mucha gente que se solidariza mandándonos o trayéndonos donaciones como indumentaria, calzado, golosinas. Entre ellos el Club La Barranca y Vialidad Nacional, instituciones que son padrinos de la escuelita. También vendrán en este mes gente del club La Mutual, para conocer el lugar y traernos elementos donados", agregó.


Un sueño educativo.
"Es muy complicado vivir acá, se sufre la incomunicación, los fines de semana no pasan nunca a pesar de que siempre estamos haciendo algo para a escuela. Yo viví, desde que vine de General Alvear, en Victorica, pero desde hace tres años tengo mi casa en Santa Rosa adonde voy cada dos semanas y nos juntamos toda la familia, un momento muy esperado. Esto significa un gran sacrificio estar acá, pero se justifica largamente cuando sentimos que les estamos dando futuro a estos pequeños", afirma Rubén con la emoción asomando en sus ojos.


Los docentes del Paraje Chos Malal transpiran vocación de servicio, ellos acunan un sueño: que todos los habitantes de ese lugar tengan la oportunidad de acceder a la educación. "Este año tuvimos la primera promoción de 6° año -del nivel inicial-, y pensamos que sería fantástico lograr instaurar un secundario ruralizado con profesores itinerantes. Y también de una escuela de adultos porque vemos que la mayoría de los pobladores son analfabetos", dijo entusiasmado con la idea Rubén.


"Estamos hablando sobre el tema, no hay un proyecto formalizado. Pero es injusto que unos puedan ir a estudiar el secundario y otros no. Es una lástima que todos no puedan acceder a más educación porque es la única forma de que esta comunidad pueda desarrollarse, es una forma de darle futuros a estos chicos", concluyó Rubén Leguizamón, maestro rural comprometido con esa alejada comunidad pampeana.


FUENTE: LA ARENA.com.ar

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Que hermosa tarea les encomendó Dios, tambien soy docente de una escuelita rural pero bien al morte de La Pampa, inclusive mi primaria la hice en una escuela rural, la misma escuela a la que fue mi padres, hermana e hijos. SI SABRÉ
DEL SACRIFICIO, pero que bendiciòn haberlo experimentado.