La docente de Cañuelas será distinguida en representación de todos los maestros de la Provincia de Buenos Aires por su aporte en la educación rural.
Mirta Crespo (a la izquierda) con parte de su equipo del 910
En diálogo con El Ciudadano Mirta explicó que fue nominada luego de una capacitación que realizó en el PROMER (Plan de Mejoras de Escuelas Rurales e Islas).
“En esos talleres conocieron el proyecto que venimos desarrollando en Los Pozos desde hace tres o cuatro años. Como en la zona viven muchos papás que trabajan en hornos, se nos ocurrió que los chicos investigaran todo el proceso de fabricación de los ladrillos. Con un gran trabajo de las maestras Rosana Rosso y Natalia Lameiras, el proyecto fue presentado en la Feria de Ciencias, con muy buena repercusión”.
Nacida en Cañuelas, en su niñez fue una alumna rural. Comenzó el primario en la Escuela 18 del camino a Las Heras y finalizó en la 12 de El Taladro, cuando se hallaba ubicada sobre el parador de la 205.
Mirta lleva 24 años en la docencia. Fue la primera directora que tuvo el Jardín 910 en 1993, y luego de un breve alejamiento, ocupa la Dirección en forma ininterrumpida desde 1995.
A esta altura podría tomar algún cargo en jardines de la planta urbana, pero su intención es continuar en el mismo lugar hasta jubilarse.
“Todo maestro que cumple su tarea con gusto, responsabilidad y respeto hacia los chicos es maestro ilustre. Tuvieron que elegir a uno, pero son muchísimos los que cumplen ese requisito”, comentó a Mirta con humildad, reconociendo que todavía no tomó dimensión de la importancia del premio que recibirá el domingo en San Juan.
EL SUEÑO DE UNA MAESTRA
El anhelo de Mirta, antes de jubilarse, es poder concretar el edificio propio para el Jardín 910, que ahora funciona en un inmueble prestado por la Sociedad de Fomento, con un comodato que vence en 2013.
Tiempo atrás ella misma se encargó de ubicar a la dueña de una parcela triangular situada en el acceso al barrio, donde finalmente se levantará el edificio.
“Luego de mucha búsqueda encontré a la dueña, la señora Celia Echeverry de Muzzio. Al principio me dijo que se lo quería vender a la Dirección General de Escuelas, y fue así como se inició un expediente. Cada tanto hablaba por teléfono con ella, se fue encariñando con nosotros y un día me llamó para decirme que su intención era donar ese lote, siempre y cuando se destinara a un jardín de infantes. Hace poco la señora falleció y no pudo ver el jardín construido, pero sus hijas y nietos mantuvieron la donación y también tienen muchísimas expectativas de ver este sueño concretado”.
El 910 cuenta actualmente con 107 alumnos, pero hay una importante cantidad de niños en lista de espera, lo que indica la urgencia de esta obra edilicia.
FUENTE: El ciudadano Cañuelense
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