Vivencias de un encuentro de Maestros Rurales.

Este viernes fue para mi un día muy especial, se conjugaban recuerdos e imágenes de mi largo ejercicio docente iniciado ,precisamente, en la Escuela Hogar “Eva Perón”, recorrí muy temprano sus espacios ,su descuido y deterioro, me produjo una gran tristeza y un profundo enojo.
Hubieron otros tiempos, ya lejanos de dignidad y esplendor. Sin embargo, estos sentimientos se mezclaron con la sorpresa y alegría de ver reunidos allí a más de cien maestros rurales reunidos por la Asociación de Maestros Rurales Argentinos (AMRA) en el XXXII Encuentro Nacional de Maestros rurales, que se realizó desde el 17 al 22 de enero .

Me recibieron, cordialmente, las organizadoras y los “Dinosaurios”, como afectuosamente designan a sus miembros fundadores, presentes con la vitalidad y entusiasmo de jóvenes de más de 70…80…años de vida. Entre ellos estaba el Maestro Don Héctor Calderón, recientemente designado por la Casa del Maestro y el Instituto de Formación y Acción Educativa como Maestro mendocino que honra la tarea de Educar, Miembro fundador de AMRA. Esta Asociación tiene su origen en 1.958, cuando el ex Consejo Nacional de Educación y la UNESCO organizan un curso de perfeccionamiento para Maestros Rurales en Ezeiza, Pvcia. de Buenos Aires, al que asistieron 160 docentes de todo el país. Un segundo encuentro, como experiencia práctica tuvo lugar en Catamarca. Las reuniones se fueron realizando en distintos lugares, hasta que en el año 1978, se crea AMRA y se fijan los objetivos de la institución: compartir experiencias educativas, propiciar el perfeccionamiento continuo, , realizar estos encuentros anualmente en distintas provincias y difundir sus resultados, etc.

Conocer sus historias, sus experiencias educativas en distintos espacios del país y de nuestra provincia fue un privilegio y una esperanza al comprobar que existiendo esta clase de maestros, no todo se ha perdido en educación, a pesar de las conducciones oficiales políticas.

Todos los años se autoconvocan, para el encuentro, que se realiza en distintas provincias del país. Sin subsidios, costeando sus gastos, en el período más cálido de enero, capacitándose de la mejor manera, es decir, intercambiando experiencias, conociendo la realidad de las distintas escuelas rurales, que siguen siendo discutidas por los “técnicos” de turno sobre conceptos como “lo rural” o “la ruralidad”, sobre si deben existir o no escuelas albergues, sobre si es necesario una especialización sobre docencia rural, qué deben contemplar las leyes educativas que tratan las comisiones de expertos de escritorio, que pasan por alto , la mayoría de las veces, los aportes que realizan los verdaderos actores: los maestros rurales.

No faltan en estos encuentros los bailes , la música tradicional, los versos inspirados en la pacha mama y sus extensas soledades. También intercambian cultivos de distintas zonas como plantas de quinoa “Yuyo bueno para Todo”, papines, rizomas y bulbos de diferentes especies que se cultivan en las huertas de las escuelitas. Barro, horneros, distintas clases de pàjaros, peces de ríos de lagunas olvidadas, el ombú pampeano, el cactus, la jarilla, el caballo, el perro, las gallinas, las liebres, las lagartijas y otras especies, constituyen el material activo de sus aprendizajes infantiles. ¡Cuántos saberes adquiridos de la forma más significativa: observación, curiosidad, descubrimientos, vivencias , creatividad y lenguajes!

El resúmen de las conclusiones tiene que ver con la importancia de la educación rural , la inserción de la escuela rural en el contexto comunitario, la recuperación y la conservación del patrimonio cultural, la recuperación de recursos naturales, la salud de los niños y las acciones sobre pobreza y nutrición, comunicación, la elaboración de pautas que promuevan la Formación de Docentes Rurales a partir de experiencias concretas, la defensa del federalismo y la incorporación de tecnologías posibles, entre otras.

Algunos docentes se quedaron un día más en la provincia, y nos reunimos en la montaña, para hablar de ludotecas y de la posibilidad de que la Casa del Maestro, cuyas autoridades también estuvieron presentes en la jornada, done algunas Ludomovitecas, a escuelas rurales.

Durante mi larga carrera docente he participado de innumerables jornadas, foros, congresos y , sin desmerecer los eventos académicos, prefiero estos espacios en los cuales se comparten realidades con sencillez, coraje didáctico y ejemplos concretos de amor pedadógico. En ellos se intercambian vidas.

Agradezco la riqueza, la generosidad y la alegría de esta verdadera fiesta educativa que significan estos encuentros que ojalá se difundan y sirvan de ejemplo de compromiso ciudadano.
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Elia Ana Bianchi Zizzias
Directora del Instituto de Formación Docente - Mendoza

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