Santillán, junto con docentes del colegio San Benito, cuyo edificio aparece al fondo de la imagen. / Fernando Font /
--
Silvina Premat
(Enviada especial)
-
"Un tesoro en medio del monte." Así define a la escuela agrotécnica San Benito, ubicada en el pueblo de Santos Lugares, uno de los docentes que dictan clases allí. Con él coinciden sus colegas, directivos y alumnos. Y no sólo porque es el único establecimiento educativo que ofrece secundario completo en un área de 80 kilómetros a la redonda al nordeste de Santiago del Estero, una de las provincias más pobres del país. Cuando el colegio cumpla el próximo año un cuarto de siglo egresará la primera promoción del polimodal y tendrá dos años de experiencia en un sistema de alternancia que pone a prueba a toda la comunidad educativa.
De sus 210 alumnos, apenas el 18% vive en este pueblo, conformado por unas noventa familias -en total no son más de 500 personas-, que carece de servicios básicos. La electricidad es suministrada sólo desde el mediodía a medianoche y el pequeño hospital tiene un médico cada 15 o 20 días. El resto de los alumnos viene desde parajes vecinos en moto -que por estos lugares reemplazó al caballo y se ven por todos lados- o en colectivo, por caminos de un barro salitroso que muchas veces se tornan intransitables.
"Lo bueno de esta escuela es que tiene albergue mixto con capacidad para 100 chicos y que de los 22 docentes, 17 somos de la zona", dijo Marcelo Santillán, rector del San Benito, donde trabaja desde 1995.
Nacido a ocho kilómetros de aquí, Santillán destaca también el cambio producido en 2010. El colegio se integró a las Escuelas de las Familias Agrícolas (EFA), "en las que los padres pasan a ser los segundos profesores". Las escuelas EFA aplican un sistema de alternancia, por el cual los alumnos permanecen en la escuela la mitad del mes y en sus casas los otros quince días. Mientras están en sus hogares deben realizar trabajos prácticos con animales, en la huerta o ejercicios de otras materias, y son visitados por los docentes-tutores que llegan a sus casas en grupos de cuatro o cinco.
"De esta forma hemos conocido la realidad de la que vienen los alumnos, que en algunos casos es distinta a la de Santos Lugares", contó Angel Saavedra, de 42 años, profesor de Tecnología aquí desde hace 17 años.
"Por ejemplo, siempre tuvimos chicos de San José del Boquerón, a 80 kilómetros de acá, pero yendo a visitarlos vimos que el ecosistema ahí es diferente al nuestro, y que muchos de los padres hacen el trabajo golondrina -van a las cosechas de cultivos de diferentes provincias- y no están mucho en la casa. Nosotros exigíamos el apoyo de la familia sin saber cómo viven ellos", dijo el docente.
"Se pasó de un sistema más paternalista, en el que el colegio era responsable de todo, a compartir la responsabilidad con las familias y los mismos chicos", dijo la secretaria de la escuela, Moira Ballará, una trabajadora social que el año pasado se trasladó con su esposo desde Buenos Aires para vivir aquí.
Fundado en 1987 por iniciativa del sacerdote misionero Duilio Guerrieri, que comenzó ofreciendo como sede su pequeña parroquia en Santos Lugares, el San Benito intenta capacitar a los hijos de las familias campesinas en tareas agrarias y evitar así el desarraigo que golpea duramente esta zona del país. Pero hasta 2009 no habían podido sumar los dos últimos años del polimodal y se dictaban sólo los tres primeros años del EGB. Ahora, el colegio ofrece formación profesional en huerta, vivero forestal, granja, apicultura, carpintería y agroganadería.
"No me atraía tanto el trabajo de la tierra, pero si no iba a esta escuela me tenía que ir muy lejos y ahora estoy contenta. Cuando no tenemos clases nos reunimos en grupo para estudiar y hacer las tareas", dijo Belén, de 14 años, que este año comenzará segundo año en la San Benito. Las otras opciones de secundario están en Bandera Bajada, Campo Gallo, Tintina, La Banda, Añatuya o Santiago del Estero, todas a más de 80 kilómetros de Santos Lugares.
"A veces tenemos que completar los programas que mandan armados desde la Nación porque, por ejemplo, piden que enseñemos sistemas computarizados de cría de pollos, que acá nadie tiene", dijo Pablo Barreiro, profesor de práctica de campo. "En esos casos se lo explicamos, para que los alumnos lo conozcan por si van a trabajar a otra zona, pero también les enseñamos otras formas de criar pollos más a su alcance", añadió.
Barreiro, de 36 años, es uno de los tres docentes encargados de los cultivos de pasturas tropicales, maíz, calabaza, sorgo y otros que se hacen en el terreno de la escuela. Señaló que el mayor desafío ahora es reforzar la enseñanza en todo lo vinculado con la ganadería. "Vemos que se están estableciendo en la zona muchos emprendimientos de explotación ganadera y queremos que los chicos estén preparados para poder trabajar en ellos", apuntó.
De sus 210 alumnos, apenas el 18% vive en este pueblo, conformado por unas noventa familias -en total no son más de 500 personas-, que carece de servicios básicos. La electricidad es suministrada sólo desde el mediodía a medianoche y el pequeño hospital tiene un médico cada 15 o 20 días. El resto de los alumnos viene desde parajes vecinos en moto -que por estos lugares reemplazó al caballo y se ven por todos lados- o en colectivo, por caminos de un barro salitroso que muchas veces se tornan intransitables.
"Lo bueno de esta escuela es que tiene albergue mixto con capacidad para 100 chicos y que de los 22 docentes, 17 somos de la zona", dijo Marcelo Santillán, rector del San Benito, donde trabaja desde 1995.
Nacido a ocho kilómetros de aquí, Santillán destaca también el cambio producido en 2010. El colegio se integró a las Escuelas de las Familias Agrícolas (EFA), "en las que los padres pasan a ser los segundos profesores". Las escuelas EFA aplican un sistema de alternancia, por el cual los alumnos permanecen en la escuela la mitad del mes y en sus casas los otros quince días. Mientras están en sus hogares deben realizar trabajos prácticos con animales, en la huerta o ejercicios de otras materias, y son visitados por los docentes-tutores que llegan a sus casas en grupos de cuatro o cinco.
"De esta forma hemos conocido la realidad de la que vienen los alumnos, que en algunos casos es distinta a la de Santos Lugares", contó Angel Saavedra, de 42 años, profesor de Tecnología aquí desde hace 17 años.
"Por ejemplo, siempre tuvimos chicos de San José del Boquerón, a 80 kilómetros de acá, pero yendo a visitarlos vimos que el ecosistema ahí es diferente al nuestro, y que muchos de los padres hacen el trabajo golondrina -van a las cosechas de cultivos de diferentes provincias- y no están mucho en la casa. Nosotros exigíamos el apoyo de la familia sin saber cómo viven ellos", dijo el docente.
"Se pasó de un sistema más paternalista, en el que el colegio era responsable de todo, a compartir la responsabilidad con las familias y los mismos chicos", dijo la secretaria de la escuela, Moira Ballará, una trabajadora social que el año pasado se trasladó con su esposo desde Buenos Aires para vivir aquí.
Fundado en 1987 por iniciativa del sacerdote misionero Duilio Guerrieri, que comenzó ofreciendo como sede su pequeña parroquia en Santos Lugares, el San Benito intenta capacitar a los hijos de las familias campesinas en tareas agrarias y evitar así el desarraigo que golpea duramente esta zona del país. Pero hasta 2009 no habían podido sumar los dos últimos años del polimodal y se dictaban sólo los tres primeros años del EGB. Ahora, el colegio ofrece formación profesional en huerta, vivero forestal, granja, apicultura, carpintería y agroganadería.
"No me atraía tanto el trabajo de la tierra, pero si no iba a esta escuela me tenía que ir muy lejos y ahora estoy contenta. Cuando no tenemos clases nos reunimos en grupo para estudiar y hacer las tareas", dijo Belén, de 14 años, que este año comenzará segundo año en la San Benito. Las otras opciones de secundario están en Bandera Bajada, Campo Gallo, Tintina, La Banda, Añatuya o Santiago del Estero, todas a más de 80 kilómetros de Santos Lugares.
"A veces tenemos que completar los programas que mandan armados desde la Nación porque, por ejemplo, piden que enseñemos sistemas computarizados de cría de pollos, que acá nadie tiene", dijo Pablo Barreiro, profesor de práctica de campo. "En esos casos se lo explicamos, para que los alumnos lo conozcan por si van a trabajar a otra zona, pero también les enseñamos otras formas de criar pollos más a su alcance", añadió.
Barreiro, de 36 años, es uno de los tres docentes encargados de los cultivos de pasturas tropicales, maíz, calabaza, sorgo y otros que se hacen en el terreno de la escuela. Señaló que el mayor desafío ahora es reforzar la enseñanza en todo lo vinculado con la ganadería. "Vemos que se están estableciendo en la zona muchos emprendimientos de explotación ganadera y queremos que los chicos estén preparados para poder trabajar en ellos", apuntó.
Para el padre Juan Ignacio Liebana, profesor de formación cristiana, "este colegio es un tesoro en medio del monte porque, entre otras cosas, da la posibilidad a los chicos de acá de estar comunicados y socializados, algo de lo que carecen los jóvenes de tantos parajes de la zona".
A FUERZA DE DONACIONES
SANTOS LUGARES, Santiago del Estero (De una enviada especial).- La escuela agrotécnica San Benito de Santos Lugares pertenece al obispado de Añatuya y fue regenteada por los hermanos de La Salle hasta 2009. "Lo más preocupante para nosotros es el financiamiento, porque el Estado cubre sólo los sueldos y tenemos muchos otros gastos", dijo el rector, Marcelo Santillán, que destacó la ayuda que reciben de la Fundación Jorge Gottau. El obispado de Añatuya, el más pobre del país, tiene además del San Benito otros 22 centros educativos gratuitos, en los que viven unos 300 chicos y que se mantienen por sistema de padrinazgos y donaciones recibidas por la Fundación Gottau (teléfono 011-41163830 o www.fundacióngottau.org.ar ).
A FUERZA DE DONACIONES
SANTOS LUGARES, Santiago del Estero (De una enviada especial).- La escuela agrotécnica San Benito de Santos Lugares pertenece al obispado de Añatuya y fue regenteada por los hermanos de La Salle hasta 2009. "Lo más preocupante para nosotros es el financiamiento, porque el Estado cubre sólo los sueldos y tenemos muchos otros gastos", dijo el rector, Marcelo Santillán, que destacó la ayuda que reciben de la Fundación Jorge Gottau. El obispado de Añatuya, el más pobre del país, tiene además del San Benito otros 22 centros educativos gratuitos, en los que viven unos 300 chicos y que se mantienen por sistema de padrinazgos y donaciones recibidas por la Fundación Gottau (teléfono 011-41163830 o www.fundacióngottau.org.ar ).
FUENTE: Diario La Nación
Comentarios