La educación rural: un desafío contra el paisaje y el olvido



Uno ya imagina qué clase de personas son capaces de abrazar esta tarea, amorosa como pocas. Estas hermosas gentes, amantes de geografías y valientes como pocos, son parte importante de aquellos que sostienen con su vida el concepto de federalismo en Argentina. Aquí, la historia, los objetivos y las relevantes conclusiones de un encuentro en Mendoza.

por Ulises Naranjo

La historia de los maestros rurales en la Argentina está directamente relacionada con el correspondiente grado de incuria que la educación para sitios alejados de las urbes ha padecido. Aún así, brota la paradoja: ellos, los docentes del campo, los olvidados, los solitarios, no dejan de reunirse, de agruparse, de capacitarse en conjunto.

Ahora, acaba de finalizar en Mendoza el XXXII Encuentro Nacional de Maestros Rurales Argentinos, que junto a más de 150 docentes rurales de Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, Mendoza, Salta y Río Negro. Todos ellos están nucleados en la AMRA -Asociación de Maestros Rurales Argentinos “Ing. Alejandro Nogués Acuña”-.

Uno ya imagina qué clase de personas son capaces de abrazar esta tarea, amorosa como pocas. Estas hermosas gentes, amantes de geografías y valientes como pocos, son parte importante de aquellos que sostienen con su vida el concepto de federalismo en Argentina.

Cuenta el docente mendocino Daniel Funes: “Nos juntamos para capacitarnos y contribuir a una mejor interacción entre el docente, el alumno y su contexto. Estos son los objetivos fundamentales de estos encuentros que cada año se realizan en distintos puntos del país. Desde los lugares más remotos, desde las condiciones más desfavorables, los maestros rurales congregados en AMRA, nos hemos propuesto sostener la Bandera de la Educación como instrumento fundamental para la igualdad entre nuestros habitantes”.

Y vaya si lo hacen. Contemos un poco de su historia.

La historia de los educadores rurales

Cuenta la historia que la AMRA tiene su origen en 1958, cuando un grupo del Ex Consejo Nacional de Educación y la UNESCO. organiza el Curso de Perfeccionamiento para Maestros Rurales, en Ezeiza, Buenos Aires, convocando a 160 docentes de todas las provincias.
Así, hace más de medio siglo, los docentes que entonces asistieron cursaron Educación Rural y Trabajo con la Comunidad; Técnicas de Investigación Socio-Económica de las comunidades Rurales; Recreación y Empleo del Tiempo Libre; Medicina e Higiene en la Escuela y la Comunidad; Principios de Contabilidad y Administración rural; Técnicas de preparación Material Didáctico, Tecnología Agrícola y Taller.

Luego, vino la parte práctica: todo lo aprendido se aplicó en un segundo período: “Fue una experiencia piloto que tuvo como centro la localidad de Icaño, en Catamarca, la que fue dirigida por Alejandro Nogués Acuña y que se extendió posteriormente a las provincias de Santiago del Estero, Jujuy, La Pampa, Tucumán y Entre Ríos, en escuelas y comunidades ubicadas en zonas inhóspitas y muy carenciadas...”, recuerda María Cecilia “Tachi” Funes, docente rural, delegada de AMRA en Mendoza y organizadora de un nuevo encuentro nacional que acaba de finalizar en la provincia.

Muchos de los maestros egresados de aquel curso fueron becados a centros americanos de capitación en Méjico, Costa Rica y Venezuela. Otros, a distintos lugares del país”, sigue la docente. Así, el concepto de educación rural en Argentina tomó forma concreta y los maestros rurales se fueron diseminando no sólo por el país, sino por Latinoamérica

En el año 1978, transcurridos 20 años desde que fueron convocados para perfeccionarse, maestros radicados en Córdoba toman la iniciativa de reorganizar el grupo y citan a los antiguos compañeros; el reencuentro se concreta en enero de 1979 en San Antonio de Arredondo – Córdoba.

Con vaivenes, las reuniones se fueron continuando hasta que, desde 1978 hasta la fecha, se fijan los encuentro anuales en distintas provincias del país: “Son encuentros para la camaradería e intercambio de experiencias de estos maestros que desde hace más de 50 años comparten una cruzada inédita: un estado de perfeccionamiento permanente para el maestro rural”, expresa Tachi. Con las décadas, al grupo inicial de Ezeiza se agregaron muchos y fue tomando forma un movimiento abierto y así fue que se creó la Asociación de Maestros Rurales Argentinos

Los objetivos y el encuentro en Mendoza

La AMRA persigue los siguientes objetivos:
* Compartir experiencias educativas.
* Propiciar el propio perfeccionamiento.
* Apoyar la misión del Docente Rural.
* Difundir los fines de la Asociación.
* Hacer llegar a las autoridades provinciales y nacionales las conclusiones elaboradas anualmente en los Encuentros con el fin de aportar a las líneas políticas educativas desde la experiencia y no desde los escritorios

En Mendoza, del 17 al 23 de enero pasados, se concretó una nueva cita, focalizada, esta vez en la participación comunitaria en la gestión de la escuela rural.

Entre los expositores y talleristas estuvieron Abel Albino, Ana Pereyra, Gustavo Maure, Alberto Piatelli, Adriana Saua, Carlos Tapia, Alejandro Cobo, Adolfo Lanzavecchia, Fabián Sevilla, Mónica Panonto y Carlos Ovando, quienes, cada uno desde su especialidad, nos concientizaron sobre la necesidad de enseñar a un niño rural con necesidades básicas satisfechas para lo cual la Escuela Rural debe convertirse en promotora de la comunidad donde se inserta”, comenta “Tachi”.

Las conclusiones “mendocinas”

Aquí, un resumen de las conclusiones a las que se abordó en el último encuentro de la AMRA, realizado en nuestra provincia.

Comunicación: desarrollar en los niños una actitud reflexiva hacia el uso y la recuperación de los recursos naturales y culturales de la comunidad donde se inserta la escuela rural y crear mecanismos de participación y comunicación que permitan la integración provincial y nacional, siendo la escuela el centro que garantice el vinculo generado entre los niños y su medio.
Salud: necesitamos preservar la salud de nuestra niñez, erradicar la pobreza brindando trabajo digno a los padres a fin de asegurarles agua potable, alimentación suficiente y correcta en la familia. El docente debe convertirse “en voz” de las necesidades e inquietudes de la comunidad donde se desarrolla la tarea escolar.

Hábitat y tecnologías alternativas: Resulta muy difícil y casi imposible intentar educar a un alumno que carece de alimentación adecuada y techo digno, por tanto el docente rural deberá transformar a la escuela en agente promotor que genere espacios de apoyo y formación de la comunidad.

Educación: La educación rural tiene sus características particulares y por tanto los docentes de la escuela rural debemos comprometernos a participar de manera organizada en la elaboración de pautas, que favorezcan la Formación de Docentes desde la experiencia.

A los efectos de que estos postulados se concreten, los maestros rurales de Argentina se han propuesto diferentes acciones concretas para que las conclusiones vean luz efectiva. El año que viene, cuando vuelvan a reunirse, verán qué se ha logrado.
FUENTE: Mdz.online - MENDOZA
Link permanente: http://www.mdzol.com/mdz/nota/268903

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