El jueves 10 de noviembre se entregaron los premios de la Séptima Edición del Concurso Rincón Gaucho en la Escuela, en la sede de la Rural en la Ciudad de Buenos Aires.
El concurso es una acción conjunta del Ministerio de Educación de la Nación a través del Plan de Lectura, la Fundación Cargill y el Diario La Nación. Está dirigido a alumnos de escuelas rurales de quinto a séptimo año de la primaria y de primero a quinto año de la secundaria, e invita a los estudiantes a narrar historias del lugar donde viven, con temáticas como las culturas indígenas, mitos y leyendas, evolución de la agricultura y la ganadería, inmigración, entre otros.
El acto estuvo presidido por la coordinadora del Plan Nacional de Lectura, Margarita Eggers Lan, quien destacó: “Hoy está presente lo mejor del campo, aquellos que realmente protagonizan la vida del campo. En el día de la tradición, nada mejor que festejarlo de esta manera”.
Por su parte, el Coordinador de Acciones Comunitarias de Cargill, Julián Ferrer destacó: “El trabajo junto al Ministerio de Educación de la Nación nos permitió llegar a todo el país y recopilar historias de una Argentina diversa”.
El momento más emotivo se vivió cuando Fátima Lizarraga de Dorao, docente de la Escuela Secundaria Nuestra Señora del Rosario de Colalao del Valle, Tucumán, pronunció su discurso: “Los que estamos aquí reunidos compartimos la satisfacción de haber sido convocados para premiar la palabra de nuestros chicos de la ruralidad. La palabra, la más inequívocamente humana expresión de nuestro ser, que ve la luz en la oralidad y que se hace más inconmensurablemente luminosa cuando se transforma en escritura. Ellos empiezan a soltar la voz y en ella se escucha también la voz de tantas otras mujeres y hombres de nuestro campo, con sus rutinas diarias y encantadoras en torno a la siembra, a la cosecha, al cuidado de los animales, al respeto por la pachamama, a la algarabía de las fiestas del pueblo y también a las angustias cuando el clima no ayuda en las plantaciones, cuando acechan las plagas, cuando no hay agua, cuando llega la muerte, cuando lo echan a uno de sus tierras, cuando no le reconocen al originario sus derechos. Tampoco faltarán en esas voces las creencias más entrañables que nos guían en la tierra y en esas voces no sólo se perciben tonadas variadas sino que uno también va sintiendo el aroma del mate, va escuchando el canto alegre o triste del paisano, uno va dejándose rozar por el aire de la pampa húmeda o de la puna agreste y de todo ese color que tiene nuestro campo argentino”.
Y al finalizar se dirigió a los alumnos para decirles: “Queridos chicos, hoy se está rescatando eso que es parte de nuestra cotidianeidad en la ruralidad, de manera que este aprendizaje les tiene que servir como esperanza de vida, se puede construir una vida mejor en la medida que uno acepta y valora lo más cercano, esos animalitos que cuidan, esa cosecha que levantan, ese fruto que venden, esa casa humilde que habitan, ese camino tan largo que recorren para llegar a la escuela, ese abuelito tan insistente en querer que no se pierdan las costumbres, ese rostro que llevan, esa lucha por conseguir derechos sobre lo que uno sabe que es propio, todo eso es parte invalorable de ustedes y de nosotros.
Aprecien esto para que puedan reconocerse y respetarse, así podrán vivir mejor. Ojalá que opten por permanecer en el campo y si se van a la ciudad que vivan siempre conforme a la sabiduría que la tierra les ha trasmitido”.
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