Una maestra contra la minería a gran escala


Aunque finalizó su vida extractiva hace 20 años, la mina de Pan de Azúcar sigue erosionando la salud de la población de Jujuy. Es la historia de una de tantas comunidades argentinas.


Mar Soler Masgrau. Redacción (Jujuy, Argentina)

Natalia Mechaluca es una maestra de 28 años originaria de Rosario de Santa Fe, Argentina. Su sueño, su voluntad, era ejercer su profesión en las escuelas rurales. Finalmente lo hizo, el Gobierno la destinó a la escuela nº 245 Teresa Monay en Carahuasi (Abrapampa) provincia de Jujuy, pero nadie le informó de lo que se iba a encontrar allí. Hace más de 20 años que la mina de Pan de Azúcar acabó su actividad extractiva en esa zona. La empresa minera obtuvo los concentrados de plomo, plata, zinc y antimonio del yacimiento concedido, cerró y se fue. Pero nunca concluyó su proyecto minero, se olvidó de la fase de rehabilitación del lugar. Allí quedaron todas sus huellas. Las bocas de mina siguieron al descubierto, sin ni siquiera estar cercadas, los diques de cola reventados dispersándose, en tiempos de lluvia, por las pasturas y los ríos que lo circundan. Por el suelo, bolsas de pastillas de cianuro y otros materiales contaminantes y los cascos y las carretillas de un campamento minero en ruinas. El Gobierno ni reclamó a la minera, ni tampoco se ocupó del saneamiento de la zona. Natalia encontró la escuela y su alumnado, pero éstos necesitaban mucho más que su enseñanza.

Cadena de hormigas

A través de su imaginario –que las personas son como hormigas que colaborando y trabajando juntas pueden llegar a levantar grandes hojas–, Natalia fue contactando a diversas personas para difundir la grave situación que vivían las comunidades de la zona.

Le costó ser escuchada por las instituciones implicadas, su puesto de trabajo en la escuela y casi el acta de sumario del Ministerio de Educación para que no pudiera ejercer en ningún lado.

Le costó su salud con el plomo en sangre que aumentó a los 18 mg.

Pero la constancia y la respuesta de múltiples hormigas surgieron efecto y a mitades del pasado mes de marzo los residuos tóxicos empezaron a ser trasladados para su tratamiento final a la Mina Aguilar, que está activa en la zona. Y el Gobierno de Jujuy se comprometió a suministrar los tratamientos necesarios a la población afectada.

A pesar de esto, el Gobierno argentino acaba de evidenciar nuevamente que continúa apostando por el modelo de minería a gran escala a manos de trasnacionales. Después de celebrar el 7 de mayo el “día de la minería”, la presidenta Cristina Kirchner invitó a la multinacional Barrick Gold a la Casa Rosada para que anunciaran oficialmente el inicio de su proyecto de Pascua Lama, que sólo en su fase de exploración, ya se llevó varias vidas, miles de protestas de la población, contaminación de aguas y destrucción de los glaciares andinos.

Estos actos del Gobierno no son muy esperanzadores pero Natalia nos enseña que el poder de cambio está en la gente que no se rinde. Las primeras personas a las que transmitió la situación que vivían en Carahuasi fueron sus compañeros y compañeras de la Biblioteca Pocho Lepratti de Rosario, en la que estuvo trabajando.

DIAGONAL les contactó, dado que Natalia se encontraba en una zona de comunicación limitada, para publicar la primera carta que les mandó. Veinte años después, los daños en la población actual son ya irreversibles, pero se abre una oportunidad para las próximas generaciones de la zona.

FUENTE: Periódico Diagonal

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