Está en marcha una capacitación para jóvenes de comunidades rurales

INEDITO. Se trata de un proyecto educativo privado, no formal y voluntario

Tiene el objetivo de capacitar a los adolescentes que, finalizado su ciclo educativo formal, descartan la posibilidad de continuar estudiando y optan por permanecer en el ámbito rural. La base del proyecto es de dos educadoras retiradas y su implementación corresponde a dos profesionales de la Facultad de Agronomía de Azul, que otorgará certificaciones. Tiene 37 participantes y dos sedes, la Escuela Nº 34 de Las Piedritas y la 48 del paraje La Moderna. Se trata de una experiencia que no conoce antecedentes inmediatos.

Se propone el progreso personal, social y laboral de jóvenes radicados en el campo y actuar como una contención contra el desarraigo, así como la articulación de procesos de comunicación y relación intersectorial que contribuya en los dos propósitos anteriores. Todo, en el marco del proyecto "La capacitación al servicio del fortalecimiento del capital humano y social del ámbito rural", una iniciativa inédita puesta en marcha hace un mes y presentada oficialmente en sociedad ayer, desde los ámbitos universitarios.
La propuesta busca dar respuesta a las necesidades de formación y actualización de adolescentes que, finalizados sus estudios secundarios, deciden permanecer con sus familias en el ámbito rural, descartando la continuidad de su educación formal. De hecho, los parámetros con los que se concibió el programa surgen de los requerimientos de las propias comunidades en las que se desarrolló el trabajo de campo previo.
¿Cómo nace el proyecto? Guillermina Domínguez y Lilian Sánchez, hoy retiradas de la actividad, han sido docentes e inspectoras con una dilatada trayectoria en el sector. Hace unos meses, desde la presidencia de la Sociedad Rural, Norma Urruty les propuso "pensar una propuesta para la comunidad rural", con la libertad de orientarla según sus propias inquietudes. Ambas pensaron inmediatamente en los jóvenes rurales y hacia allí apuntaron sus esfuerzos.
El primer paso consistió en la elección de las comunidades: una es la Escuela Nº 34 del paraje Las Piedritas y la restante, a unos 80 kilómetros de la ciudad cabecera de Partido, la Nº 48 del paraje La Moderna donde, como en otros rincones del campo, los vecinos se muestran totalmente consustanciados y comprometidos con la institución que constituye su centro cultural por excelencia. Después llegó el trabajo de campo, con una serie de encuentros en los que los lugareños pudieron exponer las demandas y las expectativas referidas al futuro de su descendencia. Luego, en función de ese análisis cuanticualitativo, se construyó un proyecto al que hubo que dotar de contenidos, otorgados por dos profesores de la Facultad de Agronomía que, dependiente de la Unicén, funciona en Azul: el ingeniero agrónomo Javier Freddi y el veterinario Oscar Sánchez, quienes tienen a su cargo los encuentros quincenales.
"Las docentes rurales nos han brindado su total apoyo, aunque esto marcha por afuera de la escuela ya que se enmarca en la educación no formal, es privado y totalmente voluntario", explicó Guillermina Domínguez sobre una propuesta que ha concitado ya la atención de unos 37 inscriptos, y muestra tendencia al crecimiento por su dinamismo innato.
En consonancia con la génesis del proyecto, los progenitores de los jóvenes reclamaron capacitación específica sobre el ámbito en el que se desarrollan los grupos, sean éstos campos de cría o una explotación agropecuaria completa, al modo de chacra. "Quieren seguir trabajando en lo que conocen, pero a través de un progreso personal, laboral y social, y evitar el desarraigo", advirtió Lilian Sánchez, segura de que hay que hacer frente a la cada vez más complejizada realidad de las tareas rurales."
Estamos convencidas de que hay que formar colaboradores eficaces para integrar el equipo que forman también el veterinario, el administrador, el agrónomo y la persona que gestiona el campo. Hay que dotar a los chicos de competencias básicas, y transformarlos en observadores y registradores de situaciones, que puedan sistematizar y transmitir la información que recaban en el campo, para contribuir en las soluciones. Alguien con ojos más críticos, más preparado, que de ninguna manera podrá nunca suplantar al profesional, pero sí integrarse junto a él. De allí nuestro empeño en que se atiendan también los valores, la comprensión, el respeto, el aprender con el otro, el resolver situaciones, pedir colaboración y estar atento a lo que sucede. Incluso, pensando en que muchos puedan encarar sus propios emprendimientos, ¿por qué no?", analizó la dupla de educadoras, que trabaja codo a codo con los profesionales llegados desde Azul.
"Nada se puede hacer solo. Tiene que haber un convencimiento, fuertes principios y la convicción de instalar procesos de cambios y mejoras que pueden darse desde circuitos de educación complementarios", dijeron, para mencionar luego el apoyo de Educrea, del INTA, de la Cooperativa Agraria, de la Cooperativa Agropecuaria, ACA y ACA Salud, la Sociedad Rural, consignatarios y empresas agropecuarias y productores de la zona, como Federico Boglione, de Estancias Santa Dominga, con quienes "empezamos a pensar que se puede trabajar en red, articulando acciones y ensamblándolas para ofrecerlas a los jóvenes de estas comunidades".
"Para nosotras, este es un verdadero desafío -coincidieron sobre el final, convencidas de estar apostando al futuro-. Y quizás sea apenas un puntapié que deseamos se consolide, que dé los frutos que soñamos y crezca para abarcar otras zonas rurales".
Fuente: Diario El Popular - Olavarría, jueves 24 de julio de 2008

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