LOS DESAFÍOS DE LA ESCUELA RURAL

La capacitación docente, una clave para mejorar la enseñanza plurigrado

Liliana Moreno
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Tiene todo el halo de los maestros que hacen patria, de los chicos que llegan al aula en lomo de burro, de la bandera izada en medio de la nada. Pero recién en la flamante Ley de Educación Nacional la educación rural está citada como una modalidad específica. El desafío actual es darle contenido con políticas puntuales. O dicho de otra manera, "hoy no alcanza con que esté la escuela".

Lo dice Olga Zattera, miembro del equipo pedagógico del Area de Educación Rural del Ministerio de Educación nacional. Ella describe el escenario: hay 12.000 escuelas rurales, algo más del 40 % del total de escuelas -que en algunas provincias del Noroeste representa el 70 %-, aunque su matrícula no supera el 8 % de los alumnos de todo el país. El "formato" de enseñanza es el plurigrado.

"El plurigrado -detalla la especialista- nace como un modelo organizacional para que la escuela esté presente aún en las comunidades más aisladas, por lo tanto tienen baja densidad de población y los chicos que asisten no alcanzan para conformar un grado por año. Entonces, la manera de garantizar que la escuela funcione es instalar un edificio y poner maestros según la cantidad de alumnos. En general, la relación es un maestro cada 20 chicos".

A pesar de la particularidad del contexto, los maestros no tienen una formación específica. No existe el título de maestro rural y las primeras experiencias de postítulo se están haciendo en Río Negro y Santa Fe.

Hoy el problema está enfocado a dos puntas. "Para los maestros que ya están en ejercicio, a partir de 2.004 desde el ministerio se está trabajando en una capacitación para enseñar en el plurigrado, una experiencia que en la provincia de Buenos Aires existe desde 2.001. Y desde el Instituto Nacional de Formación Docente se está planificando la formación inicial para los futuros docentes rurales", explica Zattera.

¿Cóm es en el día a día un plurigrado? Un aula en el que hay chicos de distintos grados, en general de los 6 a los 12 años porque el modelo más típico es el de la primaria. Más un maestro y tantos pizarrones como grados. Por momentos todos los chicos participan de las mismas actividades y en otros, cada uno trabaja en su nivel, en simultáneo.

"La premisa -dice Zattera- es que por derecho los chicos tienen que aprender lo mismo, no importa donde vivan, pero las escuelas deben encontrar maneras que respeten el contexto".

Que haya un pizarrón por grado muestra que se usa una forma de trabajo de la escuela común para una que no lo es. "Esto es lo que hay que trabajar con los maestros: superar esta mirada de hacer lo mismo que en otras escuelas, pero en simultáneo. Porque las iniciativas que favorecen la especificidad son las que rompen con este agrupamiento de los chicos por grado", observa la especialista.

Lo ejemplifica: "Cuando se hacen propuestas de lectura habría que reagrupar a los chicos por cuánto saben leer. Cuando se enseña sobre determinados animales, quizá se pueda trabajar con todos al mismo tiempo por lo que saben de su vida cotidiana. Si se tiene que hablar de la historia de la propia comunidad, una forma de agruparlos puede ser por los que viven allí desde que nacieron y los que se mudaron más recientemente. En suma, la idea es poder trabajar por niveles. Y que los maestros puedan identificar en qué cosas es necesario mantener la división por grados y en que otros contenidos, los agrupamientos de los alumnos debería ser más flexibles".

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12.000
El número de escuelas rurales que hay en la Argentina.
Son más del 40 % del total de escuelas, aunque en las provincias del Noroeste representan el 70 %

380.000
Son, aproximadamente, los chicos que asisten a escuelas rurales. Equivalen a alrededor del 8 % del total de los alumnos de primaria de todo el país
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Fuente: Diario Clarín

Guía de la enseñanza, Contratapa - Domingo 16 de marzo de 2008